Por Roberto Grau
Dr. en Bioquímica, Pew Latin American Fellow in Biological Sciences (EE.UU.), Fulbright International Scholar (EE.UU.), Profesor de Microbiología de la UNR e Investigador del CONICET.
Probablemente ya han nacido las personas que lograrán llegar vivos a los 130 años de edad o más; aunque nadie sabe quiénes son estos “privilegiados”. Hasta hace no más de 15 o 20 años atrás solo se hablaba de las personas centenarias, gente que ha llegado viva a los 100 años de edad como si ese fuese el límite máximo de longevidad a la que puede aspirar el ser humano. Hoy en día, ya se habla sin embargo de las personas super- centenarias, gente que ha llegado viva a los 110 años de edad. Y parece ser que el límite de la máxima longevidad a la que puede aspirar una persona va extendiéndose más y más. Ahora bien, además de poder vivir lo máximo posible, también existe el objetivo loable de llegar a la máxima edad de vida, pero con buena salud y vitalidad. Esto significa llegar a los 100 años de edad, o más, sin padecer ninguna de las enfermedades o padecimientos más recurrentes de la edad avanzada (Cáncer, Diabetes, Parkinson, Alzheimer, fracturas óseas, ACVs), manteniendo al mismo tiempo la juventud o vitalidad, es decir que nuestros órganos y tejidos no envejezcan pese al paso del tiempo. ¿Cómo sería posible separar la edad cronológica de una persona (determinada por su día de nacimiento) de su edad biológica (la verdadera edad que manifiesta)? Aparte de la Ciencia, también muchas personas multimillonarias están detrás de este objetivo. Magnates vinculados a empresas globales como Amazon, PayPal, Google, Facebook (Jeff Bezos, Peter Thiel, Arthur Levinson y Mark Zuckerberg) entre otros han fundado o patrocinado la creación de empresas dedicadas a la búsqueda de la vida o juventud eterna (Altos Lab, Calico, entre algunas de estas empresas), han invertido cifras siderales de dinero y contratado a los científicos de mayor reputación del mundo, varios de ellos premios Nobel. Sea la meta de la juventud eterna alcanzable o sea pura ciencia ficción, lo cierto es que, para la Ciencia, los límites de la extensión de la vida humana podrían extenderse más allá de los 130 o 150 años, gozando de buena salud, durante el presente siglo XXI. Existen diversas estrategias “anti-age” o anti-envejecimiento bajo una activa investigación actualmente. Entre estas estrategias están la terapia génica con células madre, la inducción de células pluripotentes para la regeneración o rejuvenecimiento constante de los tejidos y órganos, el manejo del eje intestino – cerebro (nutrigenómica), la tecnología de reparación (edición) genética CRISPR, el desarrollo de tejidos sintéticos autoregenerativos, y la epigenética entre varias estrategias. Esta última estrategia (la epigenética) significa alterar, manejar o remodelar la actividad génica (en particular, la actividad de los genes vinculados al envejecimiento, al estrés oxidativo y/o vinculados a la predisposición a padecer enfermedades) de manera reversible. Es decir, alterar la actividad de un gen a través de una modificación química (por ejemplo, su metilación) que afecte su expresión. Esto podría lograrse a través de la alimentación y la microbiota (nutrigenómica) alterando la actividad de proteínas, denominadas Histonas, que determinan la organización tridimensional del ADN dentro del núcleo de la célula, afectando la actividad de los genes y/o permitiendo que los mismos sean modificados químicamente a través de patrones, o marcas, de metilación o demetilación del ADN. Es decir, que el gen (su “secuencia
nucleotídica”) seguirá siendo el mismo pero su expresión o actividad se verá aumentada o disminuida en función de su patrón de metilación (marca epigenética). Los factores ambientales, la dieta y aparentemente la flora intestinal, son todos elementos que podrían afectar a la epigenética del ADN de la persona y así poder influir sobre el grado de salud de una persona y su verdadera edad (edad biológica). Existe un interés actual en investigar si la flora intestinal, en particular las bacterias beneficiosas o probióticas del intestino, pueden mediar la modificación epigenética del ADN afectando o influenciando sobre la expectativa de vida de la persona. Uno de los proyectos de investigación que dirijo actualmente está precisamente enfocado en el estudio de la modificación epigenética del ADN por la flora intestinal usando como modelo a la bacteria probiótica Bacillus subtilis natto DG101 del probiótico Kyojin. Esta bacteria proviene del alimento milenario de origen japonés llamado Natto, del cual se comprobó recientemente que puede aumentar la expectativa de vida de las personas que lo consumen en un 10 %. Esto significa que en Japón (país donde se llevó a cabo este estudio), donde la expectativa de vida general es de 80 años o más, si una persona consumiera Natto de manera regular, su expectativa de vida aumentaría a los 88 años (un 10 % más que la media). Una posibilidad bajo estudio es que Bacillus subtilis natto (Kyojin) medie este aumento de la expectativa de vida (longevidad saludable) a través de un mecanismo epigenético afectando la expresión de genes vinculados al envejecimiento (por ejemplo, regulando de manera reversible la actividad de genes vinculados al metabolismo de la insulina, la hormona del crecimiento y la restricción calórica). Hasta ahora este parece ser el caso, al menos en modelos de estudio en animales donde Bacillus subtilis natto DG101 no solo logra aumentar la expectativa de vida del animal en más de un 30 % sino que también logra protegerlo de enfermedades neurodegenerativas (Parkinson y Alzheimer) y del envejecimiento normal de las neuronas, siempre y cuando la bacteria, Bacillus subtilis natto (Kyojin), siga presente en el intestino del animal (eje intestino – cerebro). Tal vez, antes de llegar a la mitad de este siglo XXI, se pueda demostrar la existencia de este mecanismo epigenético de prolongevidad saludable en seres humanos producidos por el probiótico Bacillus subtilis natto DG101 disponible en nuestro país bajo el nombre de probiótico Kyojin para todas las personas que deseen gozar de una longevidad larga, plena y saludable.
Referencias
Sen P y col. (2016) Epigenetic mechanisms of longevity and aging. Cell, 166, doi: 10.1016/j.cell.2016.07.050.
www.kyojin.com.ar
Rodriguez Ayala F., Bauman C., Cogliati S., Leñini C., Bartolini M., Grau R. (2017). Microbial flora, probiotics, Bacillus subtilis and the search for a long and healthy human longevity. Microb Cell. 16;4(4):133-136.
Rodriguez Ayala F, Francisco M, Argañaraz F, Cira C, Clementi V, Grau R. (2021). Healthy Aging, Neuroprotection and Decreased Risk of Cardiovascular Death Associated with the Consumption of Probiotic Bacillus Subtilis. Gerontology and Geriatric Studies; 7; 3; 11-2021; 696-698.